El mesias

sábado, 10 de noviembre de 2012

El caso Sokal





El escándalo Sokal fue un famoso engaño logrado por el físico Alan Sokal para exponer al equipo editorial de la importante revista académica de humanidades Social Text.

En 1996, Sokal, profesor de física en New York University, envió un artículo pseudocientífico para que se publicase en la revista postmoderna de estudios culturales Social Text. Pretendía comprobar que una revista de humanidades «publicará un artículo plagado de sin sentidos, siempre y cuando:
a) Suena bien, y
b) apoya los prejuicios ideológicos de los editores (contra las ciencias exactas)».
El artículo titulado "La transgresión de las fronteras: hacia una hermenéutica transformativa de la gravedad cuántica" se publicó en el número de primavera/verano de 1996 de Social Text y sostenía la asombrosa tesis de que la gravedad cuántica eran un constructo social; es decir, que la gravedad existe sólo porque la sociedad se comporta como si existiera, por lo tanto si no creyéramos en ella no nos afectaría.
El mismo día de su publicación, Sokal anunciaba en otra revista, Lingua Franca, que el artículo era un engaño.
El hecho causó un escándalo académico en la Universidad de Duke, donde se publicaba Social Text. Sokal dijo que su artículo era «un pastiche de jerga postmodernista, reseñas aduladoras, citas grandilocuentes fuera de contexto y un rotundo sin sentido», que se «apoyaba en las citas más estúpidas que había podido encontrar sobre matemáticas y físicas» hechas por académicos postmodernos de humanidades.

En los Estados Unidos, al ser revelado el engaño, el filósofo francés Jacques Derrida fue inicialmente blanco de desacreditaciones, particularmente por parte de la cobertura de los periódicos en E.U. y Francia. La revista "US weekly magazine" utilizó una foto y una caricatura de Derrida para ilustrar un informe sobre el asunto Sokal.



Por otra parte, en el año 1996 la revista no hacía la acostumbrada revisión científica por pares académicos (una práctica que caracteriza a las revistas científicas para verificar la validez de sus publicaciones), debido a que los editores estimaban que una política editorial más abierta estimularía una investigación menos convencional de la que es usual entre los científicos.
Los editores de la revista han argumentado además que la revisión científica por pares académicos no necesariamente sirve para detectar el fraude intelectual.

Jacques Derrida, que escribió en contra de esta manipulación en Le Monde, 20-11-1997 (ahora en Papier machine, Galilée, 2001, pp. 279-281), puso en evidencia su falta de seriedad al ver que sólo elegían a franceses (y a ciertos franceses, especialmente señalados de pertenecer a la derecha), que no estudiaban escrupulosamente sus llamadas "metáforas" científicas ni su papel, tampoco su estatuto y sus efectos en los discursos que reprobaban, y que toda esa operación (de la que sacaron rédito inmediato), era una lectura superficial, propia de cierto mundo universitario. Se dio la circunstancia de que en el Times Literary Supplement ellos declararon que habían excluido de su crítica a pensadores célebres, como Althusser, Barthes y Foucault, pero al darlo a traducir a Libération (19-10-1997) modificaron la secuencia e incluyeron además a Derrida, porque les convenía en Francia. No habían leído las obras impugnadas, ni conocían las ciencias humanas ni discernían un comentario retórico del razonamiento principal de un analista cultural.



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